Entre los escombros de un mundo en llamas, Runa emerge a la escena como testimonio de un necesario proceso de reconstrucción personal y colectiva.
El artista de circo Amer Kabbani de origen catalán y sirio, junto al director Rolando San Martín, explora el género de la autoficción para dimensionar la burbuja de vidrio que protege el contexto como europeo racializado, de la cruda realidad de las guerras.

Vemos lo que hay en la otra banda de nuestra zona de confort, de las pantallas a los medios de comunicación masiva, pero las imágenes no atraviesan nuestros cuerpos de la misma manera que lo hacen las balas.

La disciplina circense en este espectáculo, con la técnica acrobática del portor, supone sostener la vida con el cuerpo y las metáforas en sitios donde las palabras conviven pero no llegan.